Hablaría de sus ojos caídos y más juntos de lo normal.
De su nariz torcida hacia abajo
Y las aletas de sus agujeros nasales angulosas y triangulares. Que se expanden y contraen demasiado notoriamente al rítmo de su respiración y expresión.
Tendría que mencionar el pliegue de encía que brota de abajo de su labio superior.
Seguido del tono amarillo oscuro de sus paletas.
Seguido del anaranjado ocre de sus colmillos.
Cabría hablar de la grasa acumulada bajo su mentón y a los costados de su mandíbula.
Todo eso que sumado a una serie de protuberantes lunares velludos y un paupérrimo sentido de la moda, daban como resultado a una chica presumida y sabionda. Una opinóloga de marca mayor.
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