A veces tomamos onces en la terraza.
Yo pongo el disco que nos lo recuerda a él, Joleene toma su té melancólica y el pequeño Joseph pide pan con palta.
La Jo lo extraña. Lo sé por cómo se ilumina su rostro cuando habla de él y sobretodo por como cambió después de su partida. Yo creo que se enamoró un poco. A decir verdad, creo que también me enamoré de él.
El fresco de la tarde empieza a caer y entro para bañar a Joseph.
Yo la dejo a Joleene terminar sola su té mientras preparo la mochila. Mañana Joseph tiene jardín.
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