Osea no alcanzamos a culiar , pero estabamos empelota en un sillón, de noche con una luz amarilla, tu estabas amarilla también, como siempre. Y tu vagina rosa, blanda y dura y húmeda me quería a mi. Quería a mis dedos, no podía creer lo que se sentía que yo, que siempre estuve ahí al lado, esta vez la tocara. No lo podías creer, Yo tampoco. No hicimos el amor anoche pero sí nos amamos.
Pero todo se fue a la chucha cuando nos dimos cuenta que debajo del agua sí podían vivir iguanas y lagartos y mini anacondas, o boas del largo de una mesa de centro cuyas escamas funcionaban además como sanguijuelas que se te pegaban a la piel y te contaminaban con algún virus amazónico. Todo se fue la a chucha también, cuando llegaron sendos comprometidos a preguntarnos qué hacíamos sin ropa.
puta qué agradable prescencia, leer de vaginas cuando ya me estaba lateando de internet... cuando ya estaba a punto de dármelo vuelta.
ResponderEliminarno quiero cagarla metiendo la cuchara pero una cosa hay que decirla: wuena
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