Es que nunca te voy a perdonar
y viviré con una grieta en el cráneo para siempre
chorreando litros de sangre al día
dejando una estela espesa a mi paso
que irá ensanchandose lentamente sobre el cemento producto de la gravedad,
siendo tan notoria mi huella que nadien podrá olvidarse de aquél mártir
que infectaba las aceras con su sangre virulenta creyendo pasar inadvertido.
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ResponderEliminarlos machucados andam choreando
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