Anoche empecé a leer La novela luminosa de Levrero. Llevo un par de entradas de su bitácora de escritura de la novela. He leído en otras ocasiones los diarios de mi madre, escritos a mano con su particular caligrafía. Llevo varios años escribiendo en este blog, pero nunca lo hice con intenciones de blog, de bitácora y por el contratio, simpre o casi siempre tuve la intención de que los textos que subía tuvieran un valor literario en sí, en lugar de ser el mero registro de mis días.
Creo que es un buen momento para hacer una bitácora de mis progresos en el taller. Así que lo voy a hacer. Aquí voy:
Di por terminada una pintura de los edificios rosados de Rosas con Manuel rodriguez. Esa esquina que he pintado ya otras veces. Esta sería la 4ta vez que la pinto. Está bien, me dio gusto verla después de varias semanas sin verla y me pareció que estaba terminada, aunque claramente hay cosas que podría seguir corrigiendo y avanzando.
Fue bueno trazar el dibujo, y no manchar alla prima. Creo que va a ser una buena serie. Quiero hacer una muestra de pinturas bien abacaná. Deberían ir todas mis últimas pinturas al óleo desde el 2020. ¿síono?