Está bien, déjala.
Tú también te diste esa licencia con una chica con la que ya tenías algo.
No es para tanto tampoco.
Es sólo cuerpo, sólo pene y vagina. Sólo besos.
Se lo deben
tienen derecho
tienen historia
Déjalos.
Déjalos, es sólo carne.
Tú la tienes acá, tú la tienes cuando está contigo, déjalos.
sábado, 29 de noviembre de 2014
domingo, 23 de noviembre de 2014
morir inflado de belleza
Afortunado de ver esa cara cuando me despierto
una tan bella que no me cabe
que soy incapaz de almacenar
y que me obliga a poner fuera de mí en forma de palabras
y repetir continuamente lo bella que es
y lo afortunado que soy de ver esa cara cuando despierto
y decir que tanta belleza no me cabe adentro
que me es imposible guardar para mi
y se vuelve imperativo sacar afuera en forma de palabras porque de otra manera explotaría.
una tan bella que no me cabe
que soy incapaz de almacenar
y que me obliga a poner fuera de mí en forma de palabras
y repetir continuamente lo bella que es
y lo afortunado que soy de ver esa cara cuando despierto
y decir que tanta belleza no me cabe adentro
que me es imposible guardar para mi
y se vuelve imperativo sacar afuera en forma de palabras porque de otra manera explotaría.
jueves, 20 de noviembre de 2014
Femicidio sonámbulo
He tenido sueños extraños desde que duermo contigo, casi pesadillas. La primera fue un sueño más bien abstracto. Como las pesadillas geométricas que tenía en mi infancia y que se me repetían de vez en cuando. Un sueño en blanco y negro y deslavado, donde aparecía la imagen de una carta de ajustes de una televisión antigua que comenzaba a deformarse en triángulos alargados en una animación precariamente sicodélica. Siempre que tenía esa pesadilla despertaba con fiebre. Esta vez, durmiendo a tu lado soñé con pinchos para comer choclo. Figuritas de plástico a escala de una mazorca con dos puntas de fierro para ensartar el choclo en sus extremos y poder tomarlo sin quemarse o ensuciarse los dedos. Soñé con eso. Sólo con eso. Con el objeto. Uno. Frente a mí. No pasaba nada. Sólo lo tenía en frente y yo lo observaba.
El sueño que vino después claramente fue una pesadilla. Era el día de mi matrimonio. Me había casado con una mujer que no quería. El sueño empezaba conmigo esperando en una casa en la playa a que llegaran a buscarme para ir al lugar de la fiesta después de la ceremonia. Llevaba menos de una hora casado y ya estaba arrepentido. ¿por qué había hecho eso? tenía que asumir un compromiso que no quería y sólo me quedaba aguantar. Me preguntaba cuánto tiempo sería sensato esperar para decir que me había arrepentido. En eso llega a buscarme mi suegro, un caballero desconocido para mí hasta entonces. Caminé hacia el auto y me estiró la mano para saludarme con cara de papá contento, cálido. La palma de su mano era peluda. Tenía una barba lisa y tupida de color castaño claro. Una barba de tres semanas muy bien cuidada en la palma y dedos de su mano que esperaba tocar la mía.
La tercera fue la de un buen amigo recriminándome haber besado (o asesinado) a su ex novia, a su amor histórico. El me decía en su tono sabiondo: "tienes que hacer algo con tu vida. La estás cagando muy seguido" Yo le creía y me sentía mal. Sobretodo por que cuando él me hablaba yo recordaba un episodio sucedido años atrás manejando con mi hermano por alguna carretera del sur, borrachos, de regreso de alguna fiesta, cuando repentinamente una mujer cruzó la carretera y yo la atropellé de lleno y pasé por encima. Murió instantáneamente. No dijimos nada ni nos detuvimos. He matado dos mujeres, me dije, ojalá nadie lo descubra.
Ojalá nadie me descubra.
Luego desperté.
El sueño que vino después claramente fue una pesadilla. Era el día de mi matrimonio. Me había casado con una mujer que no quería. El sueño empezaba conmigo esperando en una casa en la playa a que llegaran a buscarme para ir al lugar de la fiesta después de la ceremonia. Llevaba menos de una hora casado y ya estaba arrepentido. ¿por qué había hecho eso? tenía que asumir un compromiso que no quería y sólo me quedaba aguantar. Me preguntaba cuánto tiempo sería sensato esperar para decir que me había arrepentido. En eso llega a buscarme mi suegro, un caballero desconocido para mí hasta entonces. Caminé hacia el auto y me estiró la mano para saludarme con cara de papá contento, cálido. La palma de su mano era peluda. Tenía una barba lisa y tupida de color castaño claro. Una barba de tres semanas muy bien cuidada en la palma y dedos de su mano que esperaba tocar la mía.
La tercera fue la de un buen amigo recriminándome haber besado (o asesinado) a su ex novia, a su amor histórico. El me decía en su tono sabiondo: "tienes que hacer algo con tu vida. La estás cagando muy seguido" Yo le creía y me sentía mal. Sobretodo por que cuando él me hablaba yo recordaba un episodio sucedido años atrás manejando con mi hermano por alguna carretera del sur, borrachos, de regreso de alguna fiesta, cuando repentinamente una mujer cruzó la carretera y yo la atropellé de lleno y pasé por encima. Murió instantáneamente. No dijimos nada ni nos detuvimos. He matado dos mujeres, me dije, ojalá nadie lo descubra.
Ojalá nadie me descubra.
Luego desperté.
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